lunes, 23 de octubre de 2017
viernes, 13 de octubre de 2017
VIERNES 13
Con mayor frecuencia se comenta que el martes 13 es el día de la mala suerte. Superstición o no, cuando el calendario nos apunta ese día, se escuchan de manera seguida frases como “ni te cases ni te embarques”, o se extiende de forma generalizada el temor a que un gato negro se te cruce. Sin embargo, en otra parte de occidente, la tradición culpa a un día como hoy de hacer que cosas no resulten: el viernes 13. Cuyo origen se remonta a la Francia medieval, de hace más de 700 años.
En el año 1118, se fundó en el país galo la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo -también conocida como la Orden del Temple– que tenía como principal objetivo proteger a los cristianos que participaban en las Cruzadas hacia Tierra Santa. Se trataba de un grupo militar que a diez años de haber iniciado el oficio recibió el apoyo de la Iglesia Católica.
Durante casi 200 años, la labor que hacían fue bien recibida y permitió que su fortuna fuera creciendo. Pero cuando el rey Felipe IV de Francia – Felipe “el hermoso- llegó al trono, la desconfianza surgió y los nobles comenzaron a ser perseguidos.
Según se explica, la monarquía gala estaba muy endeudada con la orden debido al monto que los templarios desembolsaron para pagar el rescate el abuelo de Felipe IV, el rey Luis IX de Francia, quien decidió liderar la Séptima Cruzada hacia Egipto, y debido a los errores tácticos que se tomaron en la misión, terminó cayendo prisionero.
Con el tiempo Felipe IV convenció al papa Clemente V, que era muy cercano al pueblo galo, de que se acusara de herejía, rituales obscenos e idolatría a los templarios. El 13 de octubre de 1307 la presión se hizo valer en el Pontífice y apoyó la detención de los nobles miembros, quienes fueron obligados a confesar bajo tortura y condenados a la hoguera. El juicio de los cerca de quince mil detenidos duró alrededor de siete años.
Ese fue el caso del último gran mestre Jaques de Molay, quien cuando ya estaba amarrado y previo a su fallecimiento el 18 de marzo de 1314, maldijo a los acusadores de la Orden y les deseó la muerte: “¡Pagarás por la sangre de los inocentes, Felipe, rey blasfemo! ¡Y tú, Clemente, traidor a tu Iglesia! ¡Dios vengará nuestra muerte, y ambos estaréis muertos antes de un año!”. Lo cierto es que el Papa murió el 20 de abril de 1314 y Felipe el 29 de noviembre de 1314 en un accidente de caza.
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