lunes, 18 de abril de 2016

CUANDO EL GENIO EINSTEIN... SE APAGÓ


El 16 de abril de 1955, Albert Einstein experimentó una hemorragia interna causada por la ruptura de un aneurisma de la aorta abdominal, que anteriormente había sido reforzada quirúrgicamente por el Dr. Rudolph Nissen en 1948. Einstein rechazó la cirugía, diciendo: "Quiero irme cuando quiero. Es de mal gusto prolongar artificialmente la vida. He hecho mi parte, es hora de irse. Yo lo haré con elegancia." Murió en el Hospital de Princeton a primera hora del 18 de abril de 1955 a la edad de 76 años. En la mesilla quedaba el borrador del discurso frente a millones de israelitas por el séptimo aniversario de la independencia de Israel que jamás llegaría a pronunciar, y que empezaba así: "Hoy les hablo no como ciudadano estadounidense, ni tampoco como judío, sino como ser humano".
Einstein no quiso tener un funeral rutilante, con la asistencia de dignatarios de todo el mundo. De acuerdo a su deseo, su cuerpo fue incinerado en la misma tarde, antes de que la mayor parte del mundo se enterara de la noticia. En el crematorio solo hubo 12 personas, de los cuales estuvo su hijo mayor. Sus cenizas fueron esparcidas en el río Delaware a fin de que el lugar de sus restos no se convirtiera en objeto de mórbida veneración. Pero hubo una parte de su cuerpo que no se quemó.
Durante la autopsia, el patólogo del hospital, Thomas Stoltz Harvey extrajo el cerebro de Einstein para conservarlo, sin el permiso de su familia, con la esperanza de que la neurociencia del futuro fuera capaz de descubrir lo que hizo a Einstein ser tan inteligente. Lo conservó durante varias décadas hasta que finalmente lo devolvió a los laboratorios de Princeton cuando tenía más de ochenta años. Pensaba que el cerebro de Einstein "le revelaría los secretos de su genialidad y que así se haría famoso." Hasta ahora, el único dato científico medianamente interesante obtenido del estudio del cerebro es que una parte de él - la parte que, entre otras cosas, está relacionada con la capacidad matemática - era más grande que la misma parte de otros cerebros.

LA CASA QUE RUTH CONSTRUYÓ... YANKEE STADIUM


Imponente como ningún estadio en la MLB, el Yankee Stadium original fue construido en un terreno de 10 acres al oeste del Bronx entre los años de 1921 y 1923, este terreno donde se construyó el estadio tuvo un costo de $675,000 dólares y se le compró William Waldorf Astor. La construcción del estadio tuvo un costo de 2.5 millones de dólares y su diseño estuvo a cargo de Osborn Engineering.
El Yankee Stadium tenía forma de una herradura y estaba construido en 3 niveles y fue el primer parque de pelota que fue llamado estadio. Su capacidad era para 58,000 aficionados.
Antes de su inauguración Babe Ruth dijo a la prensa “Daría un año de mi vida si puedo conectar un Home Run en el primer partido en este nuevo estadio”, y así fue, Babe Ruth se voló la barda en el 3er Inning del partido inaugural el 18 de abril de 1923.
Debido al deterioro del inmueble de la East 161st Street, entre 1973 y 1976 el mismo sufrió una importante remodelación, misma que estuvo a cargo de Praeger-Kavanaugh-Waterbury y tuvo un costo de $160 millones de dólares.
El antiguo Yankee Stadium fue mucho más que un campo de béisbol: Joe Louis, y Max Schmeling, se enfrentaron en sus predios el 22 de junio en 1938; Ray “Sugar” Robinson y Muhammad Alí boxearon allí, el equipo de fútbol americano de los Gigantes de Nueva York, conquistó el histórico torneo de 1956 en ese lugar. Notre Dame y el Army, celebraron el recordado choque de 1946, ganado por los primeros 12-6, bajo la dirección del legendario Knute Rockne, cuando les pidió que ganaran uno para el “Gipper” (George Gipp). Por el estadio desfilaron el Rey Pelé, el Papa Pablo VI y el Papa Juan Pablo II.
La historia del legendario parque, incluye que antes de la renovación en 1976, las dimensiones eran de 402 pies por el jardín izquierdo y 461 por el central. Fue la época donde le tocó batear al Yankee Clipper (Joe DiMaggio), que de no haber jugado en el conocido “Valle de la Muerte” hubiera disparado 80 cuadrangulares en una temporada, según opinó Leo “Lipidia” Durocher. Para desquitarse Joltin’ Joe bateó de hit en 56 partidos consecutivos en 1941.
Nadie olvidará cuando Joshua Gibson primero y Mickey Mantle después, casi sacaron la pelota con sus batazos, fuera del Yankee Stadium. El de Mickey se produjo el 31 de mayo de 1956,
aprovechando un lanzamiento del cubano Pedro Ramos de los Senadores de Washington. Cuando Mark McGwire, Sammy Sosa y Barry Bonds, superaron los 60 y 61 jonrones que Babe Ruth y Roger Maris habían conectado, no se sospechaba que sus récords serían cuestionados al descubrirse una era bochornosa en el béisbol, que será recordada por el asunto de los esteroides y las hormonas de crecimiento humano. Las marcas de Ruth y Maris persisten en la Liga Americana, porque el trío antes mencionado realizó sus supuestas hazañas en la Nacional.
El Parque de los Monumentos a los inmortales peloteros de los Bombarderos del Bronx, estaban ubicados en lo profundo del jardín central, cerca de la marca de los 461 pies. Ocasionalmente alguna pelota rebotaba en los monumentos, creando problemas a los guardabosques.
Las cercas fueron acortadas por la nueva renovación del parque en 1985 y los monumentos movidos detrás de la pared, con las placas en honor a Ruth, Gehrig, DiMaggio, Mantle, Ruppert, Berra, Stengel, McCarthy, Maris, Munson Barrow, Dickey, Rizzuto, Martin, Howard, Jackson, Gómez, Reynolds y Ford. El lugar es visitado por miles de personas, sobre todo por niños y jóvenes que por razones de edad, no pudieron ver en acción a esos inmortales, que engrandecieron la dinastía más reconocida y perdurable en todos los deportes
Finalmente el viejo Yankee Stadium la tambien llamada “Catedral del béisbol” cerró sus puertas en 2008 para darle paso al imponente New Yankee Stadium del cual hablaremos en otra ocasión.