miércoles, 22 de abril de 2020

Día de la Madre Tierra

La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. La naturaleza sufre. Los incendios en Australia, los mayores registros de calor terrestre y la peor invasión de langostas en Kenia... Ahora nos enfrentamos a COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.

El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos (enfermedades zoonóticas).

De acuerdo con PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de animales.

Esto muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental.

El impacto visible y positivo del virus, ya sea a través de la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, no es más que temporal, ya que se debe a la trágica desaceleración económica y la angustia humana.

Recordemos más que nunca en este Día Internacional de la Madre Tierra que necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta. Promovamos la armonía con la naturaleza y la Tierra.

Fuente: https://www.un.org/es/observances/earth-day

sábado, 14 de marzo de 2020

DÍA DE Pi


El Día del Número Pi, se celebra el 14 de marzo, una fecha es un día para celebrar la existencia de una constante matemática, que ha sido muy significativa a través de la historia. La fecha escogida fue la más representativa del número 3/14.

Fue la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la que aprobó la creación de este día en el año 2009.

¿Qué es el número Pi?
Se entiende como número Pi, al número que se obtiene al dividir la longitud de una circunferencia por su diámetro. Está considerado un número irracional, así como una constante matemática de gran valor. Es muy usado para resolver problemas matemáticos, de la física y también en el mundo de la Ingeniería.

Historia del número Pi
Al parecer el número Pi es muy antiguo. Se cree que ha ido utilizado desde hace miles de años, mucho antes de los babilonios. Para los egipcios, el número Pi tenía mucho que ver con la construcción de las pirámides y también los chinos tienen muchas historias que contar de este extraordinario y misterioso número.

Grandes científicos y matemáticos como Isaac Newton lograron descifrar algunos de sus dígitos. Con el transcurrir de los años, otros genios de las matemáticas y la física, pudieron calcular un número más grande de dígitos.

Hasta la presente fecha, resulta imposible calcular el área exacta de la circunferencia, ya que Pi es un número infinito.

Algunos datos curiosos del número Pi

Este enigmático número presenta algunos datos curiosos, entre los que destacan:
Para los científicos ha sido un reto averiguar los misterios que encierra el número Pi. En el año 2014 con el uso de una computadora moderna, pudieron descubrir que encierra más de 12.1 billones de dígitos y que parece no tener fin.
El número Pi, es empleado para la fabricación de relojes y para el estudio de la Astronomía.
Con este número, se han roto algunos records, como el del japonés Akira Araguhci, quien en el 2006, recitó 100.000 dígitos del número Pi, empleando en ello 16 horas seguidas, sólo parando para beber agua.
El matemático Ludolph Van Ceulen ordenó que pusieran en su lápida los 35 dígitos del número Pi que habían sido calculados por el mismo.
La celebración del número Pí, es también la fecha que se conmemora el nacimiento de Albert Einsten.

viernes, 13 de marzo de 2020

FUNDACIÓN DE LA GRAN TECNOCHTITLAN

Según la Crónica Mexicáyotl -obra escrita en náhuatl por Hernando de Alvarado Tezozómoc y Alonso Franco- fue el 13 de marzo de 1325 “cuando entraron, llegaron y se asentaron dentro del tular y carrizal, dentro del agua en Tenochtitlan los ancianos mexicanos aztecas.”- Un islote al que llegaron luego de un arduo peregrinar guiados por Huitzilopochtli, su dios tutelar, “casi un pantano, de que sólo sobresalían unas rocas, rodeado de cañaverales, en el Lago de Texcoco”.
Según la leyenda, vieron en el lugar un águila sobre un nopal devorando una serpiente.
Hacia 1160 partieron desde Aztlán, “Lugar de la blancura” o “Lugar de las garzas”, un punto desconocido al norte del actual México, una tribu guiada por la profecía del dios Huitzilopochtli o Mexitli o Mexi, que les indicaba que debían construir su asentamiento definitivo en un lago el cual debía tener en su centro un islote y en este debería haber una roca, sobre la roca una planta de nopal, sobre la planta un águila devorando una serpiente, y así peregrinaron hacia el sur por 165 años hasta que llegaron a orillas del lago de Texcoco, donde reconocieron las señales que les había preanunciado su dios y fundaron una ciudad que llamaron Tenochtitlan o México o Huitzilopochtli, distintas denominaciones según varios códices.
De acuerdo con la Tira de la Peregrinación (o Códice Boturini, que cuenta la peregrinación de los mexicas desde su lugar de origen hasta su llegada al Valle de México), la gente de Cuitláhuac se separó del resto de los calpullis cuando aún estaban en migración. Más tarde, los mexicas llegaron a la región de Tollan-Xicocotitlan, donde Huitzilopochtli les ordenó que desviaran el cauce de un río para crear una laguna en torno de un cerro. El placer de vivir en esa tierra casi llevó a los mexicas a olvidar que su dios les había prometido otra tierra, y viendo esto, Huitzilopochtli les hizo salir de ese sitio y continuar la migración.8 Llegaron entonces al valle de México y pasaron por varios pueblos, hasta que se asentaron en territorio de los tepanecas de Azcapotzalco, a quienes les sirvieron como guerreros mercenarios. Finalmente, encontraron el sitio señalado por Huitzilopochtli en un islote del lago de Texcoco.
Tenochtitlán, según Fray Bernardino de Sahagún, cuya obra de documentación de la cultura náhuatl le llevó a conocer ampliamente este idioma, dio al topónimo el sentido de lugar “En el ombligo de la Luna”.
Etimológicamente Tenochtitlán significa literalmente “Lugar de tunas sobre piedra” (las tunas son las frutas que da el nopal).
Otros autores, como Francisco Javier Clavijero, Cecilio Robelo, Luis Cabrera y Rémi Simeón derivan el vocablo de México, de Mexihtli, nombre alternativo de Huitzilopochtli, de esta manera México sería el “Lugar de Mexihtli”.
Varias investigaciones arqueológicas, aseguran que el islote de México estuvo habitado desde antes del siglo XIV, por lo que la fundación pudo ser posterior a la de México-Tlatelolco, su “gemela” del norte.
A partir de su creación, lo cierto es que la ciudad se convirtió en un satélite independiente tras el establecimiento de una alianza con Texcoco y Tlacopan que derrotó al régimen de Azcapotzalco, dominante en ese entonces.
Los aztecas en los dos siglos siguientes dominaron toda la región, establecieron un imperio y crearon una ciudad que llegó a tener más de 200,000 habitantes, superior a cualquier ciudad europea de la época; la embellecieron con jardines, paseos, puentes templos, edificios imperiales, estatuas, obeliscos y estelas.
Llegó a albergar a más de 2 mil habitantes por kilómetro cuadrado; el diseño geométrico de la ciudad abarcaba 3 kilómetros cuadrados. En ella se edificaron más de 70 templos majestuosos, la mayoría de ellos construidos sobre el lago. Calzadas, avenidas y canales conectaban a la gran ciudad, donde el Templo Mayor (recinto sagrado con templos dedicados a Tláloc, dios de la lluvia, y a Huitzilopochtli, dios de la guerra y del sol) marcaba un lugar emblemático para la sociedad.
Así, la capital de los mexicas se convirtió en una de las mayores ciudades de su época a nivel mundial y fue la cabeza de un poderoso Estado que dominó gran parte de Mesoamérica.
La metrópoli construida dejó maravillados a los conquistadores españoles cuando la conocieron.
Pero como el florecimiento de la ciudad se realizó a costa del tributo pagado por los pueblos sometidos a su poder, cuando los españoles llegaron a las costas de Veracruz, numerosas naciones indígenas se aliaron con ellos con el objetivo de poner fin a la dominación tenochca. Cuauhtémoc —último tlatoani de México-Tenochtitlan— encabezó la resistencia de la ciudad, que cayó el 13 de agosto de 1521 a manos de los españoles y sus aliados indígenas, todos bajo el mando de Hernán Cortés.
Así el conquistador español Hernán Cortés, la arrasó, eliminando en dos meses lo que había llevado dos siglos de progresista civilización, no dejando piedra sobre piedra y destruyendo el gran Imperio Azteca.
México es la castellanización de una voz náhuatl y es el nombre del país en el que se encuentra actualmente la antiguaTenochtitlan así como la Ciudad de México y el estado que también lleva su nombre.
De la fecha de fundación de la ciudad difieren los autores; el 18 de julio de 1325, según información registrada en los códices Aubin, Durán y la Tira de la peregrinación. Para algunos, el 13 de marzo, otros, afirman que el 1 de abril; la Secretaría de Cultura del DF., declara oficialmente el día 26 de julio como el de la fundación de la ciudad de México-Tenochtitlan.

 “Llegaron entonces
allá donde se yergue el nopal.
Cerca de las piedras vieron con alegría
cómo se erguía un águila sobre aquel nopal.
Allí estaba comiendo algo,
lo desgarraba al comer.
Cuando el águila vio a los aztecas, inclinó su cabeza.”

Crónica Mexicáyotl.
Fernando Alvarado Tezozómoc.




El Origen del Viernes 13

El viernes 13 corresponde a un suceso verídico y explica su vinculación como símbolo del terror y la mala suerte durante siglos.

Un viernes 13 de octubre pero de 1307, el rey Felipe de Francia llevaba ante la Santa Inquisición a la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón -conocidos comúnmente como los caballeros templarios o la Orden del Temple-, su destino final estaba sentenciado: serían condenados a morir en la hoguera, como la mayoría de las personas que fueron juzgadas por ese tribunal.
Pero, ¿cuál fue el motivo que llevó a una de las órdenes militares cristianas más poderosas de la Edad Media a ser penada por injurias, ignominias y abominaciones? La versión oficial, apoyada por Felipe IV y el papa Clemente V, se basó en los vicios desmesurados de los caballeros, calificados como peligrosos para el sistema y formar una Orden sin control, que pretendía una revolución para instaurar su corrompida fe.
Sin embargo, a pesar de ser el ejército del papa y significar un importante centro de poder en toda Europa, el rey de Francia consiguió llevar a su terreno a Clemente V.
En la decisión del Sumo Pontífice tuvo mucho que ver Esquino Floriano: un delincuente habitual que aseguraba haber sido el confidente de un templario en las mazmorras de Tolosa (Guipúzcoa) y que delató todos los vicios sobre la Orden, supuestamente confesados por el susodicho. No obstante, otras fuentes (no oficialistas) hablan de Floriano como un templario expulsado y resentido con la formación militar católica.
La Orden del Temple detentaba unas gran fortuna desde que fue creada en Jerusalén en 1.118 por Hugo Payns, Godofredo de Saint-Audemar y otros siete acompañantes.
Años más tarde ya se extendían por toda Francia, Alemania, España y Portugal, y fue el imperio económico, militar, político, religioso y científico más importante de Europa medieval. Incluso pagaron el rescate del rey francés Luis IX (abuelo de Felipe IV), tras ser capturado en la Séptima Cruzada.No obstante el monarca galo temía el poderío económico de la hermandad (que le tenía atrapado con la deuda contraída por la liberación de su abuelo) dificultando sus pretensiones absolutistas para el país.
La disolución de los caballeros templarios dio origen a otras hermandades místicas como los Caballeros de la Alianza Templaria, la Orden de los Caballeros del Temple y de la Virgen María, o la famosa y secreta corriente masónica.

viernes, 7 de febrero de 2020

¡¡BEATLEMANÍA!!

7 DE FEBRERO DE 1964

Hace cincuenta y seis años, la televisión era nueva y sus posibilidades apenas empezaban a ser descubiertas y entendidas. Brian Esptein , sagaz, apostó por ese medio de comunicación como la “punta de lanza” que necesitaba para su ambición: la conquista de Estados Unidos por parte de los Beatles.
El problema era que los estadounidenses –en plena prosperidad de la posguerra y con su posición de superpotencia– no sentían que necesitaran algo de Inglaterra..., mucho menos a un cuarteto de jovencitos.
Poco importaba que, a finales de 1963, el cuarteto de Liverpool dominase las listas de popularidad inglesas, que la prensa de su país los adorara, la creciente masa de seguidores y que la mismísima familia real se hubiese rendido a su encanto cuando actuaron en la Royal Command Performance. Después de esta presentación, el Daily Mirror dio en la tecla adecuada al denominar el fenómeno como “beatlemanía”.
El 5 de noviembre de 1963, con las notas de prensa debidamente empacadas, Epstein viajó a Nueva York, la tierra prometida, para entrevistarse con Ed Sullivan.
¡Vienen los Beatles! Como en el retrato de ambas naciones hecho por Oscar Wilde en El fantasma de Canterville, los estadounidenses se veían como símbolos de lo moderno y el progreso; percibían a los ingleses como gente old fashion . Además, el rock era un invento de los Estados Unidos, y de las islas británicas solo podían venir pálidas imitaciones.
Sin embargo, Epstein era terco y su apuesta por la televisión no era gratuita. En octubre de ese 1963, Brian había entendido el poder de aquel medio luego de que las ventas de discos de los Beatles se cuadruplicasen tras su aparición en el programa de variedades de más importante de la BBC.
Si la tele era la punta de lanza, el Show de Ed Sullivan debía ser la cabeza de playa para conquistar un país tan vasto como los Estados Unidos. Sullivan los conocía pues en octubre de ese 1963 había sido testigo del histérico recibimiento del grupo en el aeropuerto Heathrow, de Londres, por parte de sus seguidores
No en vano, Sullivan –un tipo con la pinta de funcionario de pompas fúnebres– mandaba los domingos por la noche: tenía olfato para saber lo que entretendría al público –llevaba ya 25 años en ello–, como cuando presentó a Elvis Presley.
Ed quería a los Beatles, aunque para él solo eran una curiosidad y, como tal, deseaba presentarlos una sola vez; pero Epstein “se plantó en sus 13” y consiguió tres presentaciones (una de ellas, grabada) con sus muchachos como número de estelar.
El estallido. 
El 7 de febrero de 1964, los Beatles llegaron en el vuelo 101 de Pan Am –a bordo por una aturdidora campaña de publicidad– al aeropuerto recién bautizado como John F. Kennedy, en memoria del presidente asesinado, cuyo duelo Estados Unidos no superaba aún, y con la “música de fondo” de lo que sería la banda sonora de la beatlemanía: un griterío largo, profundo y sostenido producido mayoritariamente por gargantas de jovencitas. Sin embargo, no solo estaban muchachas entre las 4.000 personas que llegaron ese frío día al aeropuerto.
Los Beatles llegaron al aeropuerto John F. Kennedy, de Nueva York, el 7 de febrero de 1964. Unos 4.000 seguidores los esperaban, con lo que el fenómeno conocido como la “beatlemanía” tomaba el mundo por asalto. 
Los Beatles llegaron al aeropuerto John F. Kennedy, de Nueva York, el 7 de febrero de 1964. Unos 4.000 seguidores los esperaban, con lo que el fenómeno conocido como la “beatlemanía” tomaba el mundo por asalto. Fotografía: Archivo. ampliar

De inédito que era, nadie entendió entonces el asunto. Lo que pasaba era que los adolescentes ( teenagers) habían hecho su presentación en sociedad con la música rock como estandarte. Aquel grupo –nacido después de 1945– creció como nunca, entre otras razones, porque la temida III Guerra Mundial no llegó a suceder y había dejado una generación completa casi intacta.
Los “teenagers” eran un mercado vasto, inexplorado y –lo más importante– dispuesto a gastar no solo en discos de sus consentidos; también quería todos los artículos posibles, por más ridículos que estos fuesen.
Un apunte: I Want to Hold Your Hand (Quiero estrechar tu mano) vendió un cuarto de millón de ejemplares en los tres primeros días de su salida al mercado (17 de diciembre de 1963). Los vendió a pesar de que su sello disquero, Capitol Records, tenía reservas acerca del grupo y se resistía a editar el acetato. Fue el primer número de los Cuatro Grandes publicado en Estados Unidos
Muchos de quienes fueron aquel día en la vida al JFK lo hicieron impulsados por la promesa de recibir una camiseta; tampoco debieron permanecer indiferentes a los constantes reportes, en “hora beatle”, acerca del paso del cuarteto sobre el Atlántico; para ellos –y para quienes no fueron ese 7 de febrero– debió de ser imposible dejar de ver a Nueva York tapizada de calcomanías con la leyenda “The Beatles are coming” (Los Beatles vienen).
¡Aquí están! John Lennon, Paul McCartney, George Harrison (menor de edad) y Ringo Starr aterrizaron en el JFK. Setenta y siete días antes, los Estados Unidos habían perdido la inocencia por culpa de una bala en la cabeza de su joven y popular presidente Kennedy, lo más parecido a la realeza en la tierra del tío Sam. No en balde, su presidencia fue conocida como “Camelot”, el mítico castillo del rey Arturo.
Los cuatro jóvenes de Liverpool llegaron a un país sumido en un profundo duelo, que deseaba algo para salir de su estado de shock . Este “algo” fue un grupo de música pop , que sorteó a un grupo de periodistas dispuestos a destrozarlos y a exponerlos como un fraude. No, no lo eran.
Fogueados en los ásperos ambientes de bares de mala muerte de Hamburgo y Liverpool, con delincuentes y pendencieros entre su público habitual, los cuatro supieron lidiar con la hostilidad de la prensa estadounidense.
Pocos no salieron encantados con la fresca irreverencia y la simpatía inesperada de esos chicos ingleses. Sabían tocar, como lo demostraron ese domingo 9 de febrero, como lo demostrarían en el resto de los seis años que permanecieron, como lo ha confirmado este medio siglo.
Fueron unos días de locos para Ed Sullivan, a quien el mundo se le volcó de todas las formas imaginadas por la presencia de los Beatles; por ejemplo, recibió 50.000 solicitudes de ingreso en un estudio de 728 plazas.
Aquel 9 de febrero de 1964, luego de que Ed Sullivan pronunciara las que deben de ser las palabras más importantes en la historia del rock & roll (“Damas y caballeros..., ¡los Beatles están aquí!”), los muchachos tocaron por 10 minutos ante 73 millones de personas que deseaban ver de qué iba todo el escándalo alrededor de ese grupo de Liverpool. La policía neoyorquina no reportó un solo incidente, y ni una copa de carro se robaron durante esos minutos.

Fuente: El país