lunes, 10 de octubre de 2016

Día Mundial de la Salud Mental

La salud mental se ve comprometida cuando por distintas afecciones, los procesos mentales que rigen el desempeño de la persona en el medio ambiente modifican la percepción, conducta y reacción de lo que sucede en su entorno.
Los padecimientos mentales que afectan a la población se engloban en el grupo de las neurosis y psicosis, entre las que se pueden mencionar como las más comunes: depresión, ansiedad, esquizofrenia y bipolaridad, cuyas causas son variables y pueden ir desde la predisposición genética o lesiones, hasta factores externos como el medio donde se desenvuelve el individuo, la farmacodependencia y el uso de drogas.
La depresión de un sujeto se refleja en su actitud hacia los demás y sus acciones, se vuelve excesivamente precavido, teme gastar dinero y relacionarse con otras personas y actividades. El deprimido no sólo disminuye su calidad de vida, sino que puede llegar a atentar contra la misma.
En otro sentido, la ansiedad, es una intranquilidad que se manifiesta a través del insomnio, dificultad para relajarse, dolores musculares, hormigueos, cefalea, sensación de ahogo, ritmo cardiaco acelerado o malestares gastrointestinales,
Del mismo modo, es un trastorno considerado grave es la esquizofrenia, porque existe una pérdida de contacto con la realidad que puede desintegrar o desorganizar la personalidad. El esquizofrénico puede llegar a rechazar el mundo exterior, porque se introyecta en su propio mundo imaginario, donde sus actos e ideas se han adaptado. Este padecimiento es de los más comunes en su tipo.
La paranoia, consiste en manifestar manías persecutorias, a veces  con alucinaciones de tipo auditivo, principalmente; el paranoico siente que una persona o grupo (no necesariamente imaginarias) lo persiguen, vigilan o intentan matarlo. Con  base en  ello proyecta un intenso temor y recelo que es posible se relacionen con excesivas ambiciones y sueños de grandeza no realizados. Frecuentemente, el paranoico acusa a los supuestos perseguidores de sus fracasos.
Casi tan común como la esquizofrenia, está el trastorno bipolar que se caracteriza principalmente por periodos intermitentes y alternantes de depresión y manías, es decir pasa de un estado pasivo, aislado y sin actividad, a repentinos momentos de euforia que hacen impredecible su reacción ante lo que ocurre en su ambiente.

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