lunes, 4 de enero de 2016

LOUIS BRAILLE

Educador e inventor francés del sistema de lectura y escritura táctil para invidentes que lleva su nombre, basado en un método de representación que utiliza celdas con seis puntos en relieve. El método Braille es en la actualidad el sistema de lectura y escritura punteada universalmente adoptado en los programas de educación de invidentes. Braille aplicó su novedoso método al alfabeto, a los números y a la notación musical.

Louis Braille
A los tres años de edad sufrió un accidente que le privó de la vista: trataba de imitar la labor de su padre en el taller familiar de talabartería y se dañó uno de los ojos con el punzón que utilizaba para perforar el cuero. Algún tiempo después, el ojo enfermo infectó el ojo sano y el pequeño Louis perdió la vista para siempre. A pesar de su deficiencia física, Braille asistió durante dos años a la escuela de su localidad natal, y aunque demostró ser uno de los alumnos más aventajados, su familia creyó que el muchacho nunca podría aprender a leer y escribir, ni acceder a través de la educación a un prometedor futuro.
Cuando cumplió los diez años ingresó en la escuela para chicos ciegos de París, una de las primeras instituciones especializadas en este campo que se inauguraron en todo el mundo. Las condiciones del centro eran muy duras; se imponía a los alumnos una severa disciplina que, sin embargo, no amedrentó el fuerte carácter del joven Braille. En el centro, los pupilos aprendían algunos oficios sencillos y recibían la mayor parte de su instrucción de forma oral.
También asistían a clases de lectura porque el fundador de la escuela, Valentin Haüy, había conseguido desarrollar un sistema de impresión de libros con los caracteres en relieve para permitir la lectura táctil. El método era muy rudimentario: exigía una impresión individualizada en cobre para cada una de las letras y, aunque los alumnos podían tocarlas e identificarlas con las yemas de los dedos, no eran capaces de reproducirlas por sí mismos mediante la escritura.
En 1821, un oficial del ejército llamado Charles Barbier de la Serre visitó la escuela para presentar un nuevo sistema de lectura y escritura táctil que podía introducirse en el programa educativo del centro. Barbier había inventado una técnica básica para que los soldados pudieran intercambiarse mensajes en las trincheras durante la noche sin necesidad de hablar, evitando así que el enemigo descubriera su posición. Su invento de escritura nocturna, bautizado con el nombre de Sonography, consistía en colocar sobre una superficie plana rectangular doce puntos en relieve que, al combinarse, representaban sonidos diferentes.

El joven Louis Braille, que había conseguido avanzar notablemente en sus estudios y desarrollar un considerable talento para la música, percibió inmediatamente que las posibilidades del Sonography para la educación de invidentes pasaban por simplificar el sistema aportado por Barbier. En los meses siguientes experimentó con diferentes posibilidades y combinaciones hasta que encontró una solución idónea para reproducir la fonética básica que sólo requería la utilización de seis puntos en relieve. Continuó trabajando varios años más en el perfeccionamiento del sistema y desarrolló códigos diferentes para la enseñanza de materias como la música y las matemáticas.
A pesar de las indudables ventajas que ofrecía para el desarrollo educativo de los niños ciegos, el método inventado por el joven francés no se implantó de forma inmediata. Existieron reticencias entre los docentes sobre la utilidad del sistema, y un profesor de la escuela llegó incluso a prohibir a los chicos su aprendizaje. Afortunadamente, el veto causó un efecto alentador entre los alumnos, que, a escondidas, se esmeraban por estudiar las composiciones de puntos ideadas por su compañero Louis y descubrían que no sólo eran capaces de leer textos sino también de escribirlos ellos mismos con un simple método de fabricación de puntos en relieve. Por primera vez los invidentes disfrutaban de una autonomía que hasta entonces les había sido vedada.
Braille se convirtió en profesor de la escuela y se ganó la admiración de todos sus alumnos. Desgraciadamente, no vivió lo bastante para ver cómo su sistema se adoptaba en todo el mundo. Enfermo de tuberculosis, murió a los 43 años con el pesar de que probablemente su revolucionario invento desaparecería con él. No se cumplieron los malos presagios del pedagogo francés, porque ya eran muchos los que habían descubierto la eficacia de su método. En 1860, el sistema Braille se introdujo en la escuela para ciegos de San Luis (Estados Unidos).
En 1868, un grupo de cuatro invidentes, liderado por el doctor Thomas Armitage, fundó en el Reino Unido una sociedad para impulsar el perfeccionamiento y la difusión de la literatura grabada en relieve para ciegos. Este pequeño grupo de amigos creció hasta convertirse en el Instituto Nacional de Ciegos, el mayor editor de textos en Braille en Europa y la mayor organización británica para personas con discapacidad visual. En el siglo XX, el método Braille se había implantado en casi todos los países del mundo.
La gran aportación de Louis Braille a la educación y a la calidad de vida de la población invidente fue finalmente reconocida en su país: en 1952, cuando se cumplía el centenario de su muerte, su cuerpo fue trasladado al Panteón parisino donde reposan los restos de los héroes nacionales. Aquel mismo año, la Asociación Amigos de Louis Braille compró la casa de Coupvray donde en 1809 había nacido el educador, y poco después el Consejo Mundial para la Promoción Social de los Ciegos se encargó de su administración a través del Comité Louis Braille. En 1966, el estado francés inscribió la casa natal en el inventario de monumentos históricos. En 1984, cuando el Consejo se fusionó con la Federación Internacional de Ciegos y surgió la actual Unión Mundial de Ciegos, la casa natal y el Comité Braille pasaron a formar parte de la Unión.
El sistema Braille
El sistema Braille consiste en un código de 63 caracteres, constituidos por un rectángulo de seis puntos que conforman una figura determinada. Estos caracteres Braille están unidos en líneas sobre el papel y pueden leerse pasando las yemas de los dedos suavemente sobre el escrito.
Durante el siglo XIX se habían realizado otros intentos para conseguir que los invidentes pudieran leer y escribir, aunque ninguno de los proyectos anteriores al Braille fue lo bastante satisfactorio. Braille decidió utilizar el sistema de grabación de los signos en relieve sobre un papel, ya utilizado anteriormente, pero usando un código alfabético distinto del latino y del griego.

El alfabeto Braille
La escritura se realizaba mediante impresiones en relieve sobre planchas, lo cual permitía un tipo de lectura analítica y táctil a la velocidad de 125 a 175 palabras por minuto. Las matrices que diseñó no sólo representaban letras sino también los números, los signos de puntuación y acentuación y algunas de las contracciones más usuales de los idiomas occidentales. Este sistema se publicó por primera vez en 1829 y fue presentado en su modelo más completo en 1837. No fue aceptado como oficial por la Institution des Aveugles hasta 1854, dos años después de la muerte de LouisBraille, y en 1878 se aprobó en el Congreso Internacional de París como sistema universalista de enseñanza de los invidentes.
Las combinaciones de puntos en relieve están ordenadas en una tabla de ocho líneas horizontales; las dos primeras contienen diez matrices, y las seis restantes, nueve, ocho, siete, once, siete y siete respectivamente. Las matrices de las tres primeras líneas indican letras; las de las tres siguientes números y signos gramaticales. En la séptima línea se incluyen caracteres que permiten emplear adecuadamente los anteriores: contracciones, mayúsculas, etc., así como un indicador de que el siguiente carácter es numérico. La octava línea indica las notas musicales. En 1965 se realizó una adaptación del sistema Braille al lenguaje anglosajón, añadiendo símbolos de utilidad para las matemáticas superiores y otras disciplinas técnicas.
El sistema Braille también permite la escritura, que se realiza gracias a dos planchas metálicas entre las cuales se coloca el papel; una de las ellas tiene seis agujeros para meter el punzón y horadar según el signo que se desea emplear. Actualmente el sistema Braille puede escribirse también con máquinas con seis llaves, una para cada punto de matriz Braille. La primera máquina para escribir en Braille la inventó Frank H. Hall en 1892.

martes, 22 de diciembre de 2015

LA MUERTE DEL GENERAL JOSE MARIA MORELOS Y PAVON

 
Después de largos interrogatorios ante los tribunales Civil, Militar y Eclesiástico, y por la Inquisición,  donde fue torturado, el General José María Morelos y Pavón, es condenado a morir fusilado, hincado y por la espalda el 22 de diciembre de 1815, en San Cristóbal Ecatepec, hoy Estado de México. Fue un día viernes a las tres de la tarde, el cielo estaba nublado y amenazaba con llover. Tenía 50 años.
El 22 de diciembre dé 1815, antes de morir, al llegar a San Cristóbal y sentarse a la mesa a comer, junto al Coronel realista Manuel de la Concha y el padre Manuel Salazar; al contemplar la Iglesia del lugar Morelos dijo: "Señor Concha, me gusta la construcción de esta Iglesia, me recuerda la mía, la de Caracuaro". Allí comentaron temas diversos de Michoacán y la fertilidad de sus campos. Y aquí Morelos agrego: "Donde yo nací fue el Jardín de la Nueva España", y enseguida el Coronel Concha le preguntó: "me han dicho que  usted nació en un pueblecito cercano a Valladolid". "No, señor, -contesto Morelos-, nací en Valladolid, pero como desde niño tuve una vida errante, pocas veces permanecí en la ciudad”.
Al terminar la comida Concha pregunto a Morelos: "¿Sabe usted señor General a que hemos venido aquí, .. ? “Me imagino…a morir" contesto Morelos. En esos momentos de silencio, entraron varios oficiales que traían al Vicario del pueblo y Concha dijo, "tómese usted todo el tiempo que necesite, señor General".
"Amigos e hijos míos, primero fumaremos un puro, pues es mi costumbre después de comer", dijo Morelos. Al poco tiempo, a una señal de Concha, se apartaron todos dejando solos a Morelos y al Vicario para rezar los Salmos Penitenciales. No habían concluido, cuando se escucharon los golpes de los tambores. Entró la escolta que debía conducirlo al suplicio. El Coronel realista se adelantó. "No nos mortifiquemos más” dijo Morelos y prosiguió: “vamos, Señor Concha, venga un abrazo" ¡Señor general! "Nada de aflicciones, será el último” Contesto el Siervo de la Nación.
Morelos sacó su reloj, vio la hora; eran las tres de la tarde, se ajusto su saco y dijo: "esta será mi mortaja". Se acercó a la escolta y pidió un Crucifijo; dijo al tomarlo entre sus manos "Señor si he obrado bien, tú lo sabes, y si mal, me acojo a tu infinita Misericordia". No permitió que otros le vendaran los ojos; el mismo se los vendó con un pañuelo blanco. Le ataron los brazos con los portafusiles de dos de los soldados que lo conducían. Arrastrando con dificultad los grilletes que llevaba en los tobillos de los pies, fue llevado al recinto exterior del edificio; al escuchar al oficial que mandaba la escolta hacer una señal en el suelo con su espada; les dijo a los soldados: "¿Aquí me he dé hincar?" y le contestó el padre Salazar que iba a su lado: "Sí señor, haga usted de cuenta que aquí fue nuestra redención".
Tras la primera descarga de cuatro disparos; Morelos cayó atravesado por la espalda, moviéndose todavía y quejándose, le dispararon cuatro más, que acabaron con su vida.

sábado, 12 de diciembre de 2015

EL DÍA QUE GARDEL SALVÓ LA VIDA A FRANK SINATRA


Cuenta la leyenda que en el invierno de 1934, Carlos Gardel había llegado a Nueva York para filmar algunas películas, y en sus recesos regalaba su elegante voz a los estadounidenses por las ondas de la cadena WEAF-NBC, a dónde una noche fue a escucharlo (un poco obligado por su novia y un poco por amor a la música) un joven ítaloamericano, fanático de los problemas, llamado Francesco Albertino Sinatra Agravantes, más tarde conocido como Frank Sinatra.

El muchacho, hijo de genovesa y siciliano, que a sus apenas 18 años de edad era toda una joyita habiendo sido expulsado de la escuela tras innumerables amonestaciones por su carácter provocador, tuvo que incursionar como camionero, repartidor de diarios, cadete y en una infinidad de empleos que siempre abandonaba, lo que lo llevó a caminar al filo de la ley como mandadero de mafiosos e ingresando algunas veces a comisarías. Sí, su vida ya era un desastre.

Regresando a la noche en que conoció al astro del tango y la milonga, Sinatra queda embelesado al escuchar a Gardel y cuando termina el programa se atreve a acercarse junto a su novia Nancy para saludarlo. Medio en italiano y medio en castellano se establece el diálogo. Gardel le pregunta a qué se dedica y Sinatra calla, notándosele avergonzado.

Nancy entonces le cuenta a Gardel que su novio está desperdiciando su talento ya que tiene una voz muy hermosa, y en vez de cultivarla anda todo el día con otros malandros. Gardel entonces le pone una mano en el hombro y le dice a Sinatra: “Mirá ragazzino, cuando yo tenía tu edad, andaba allá en Buenos Aires como vos andás ahora en Nueva York. Pasaba todo el día en compañía no muy recomendable cerca del mercado de Abasto, con squenunes como los que vos frecuentás. Especialmente con unos malandrinos genoveses, los fratelli Traverso, cuyo padre tenía una fonda llamada O´Rondeman, que era una guarida de la Mano Negra, la Camorra y tutti cuanti. Lógicamente cada dos por tres me portaban en galera. No te voy a decir que ahora soy un santo, pero el cantar no solo me dio fama y fortuna, también me apartó de ese ambiente donde solo me esperaba pudrirme en la cárcel o morir violentamente”.

Sinatra lo escuchaba atentamente y en algún momento se atreve a preguntar: “Mister Gardel, ¿usted qué me aconseja que haga?”.

Gardel le contesta: “Por lo pronto ragazzino, aprovechá que estás aquí en la radio y anótate en un concurso de cantantes que creo que se llama “Major Bowes Amateur Hour”. Hacélo ragazzino que con probar nada se pierde”.

Sinatra le hizo caso, se presentó a ese concurso acompañando al trío Three Flashes, que para la ocasión se hicieron llamar Hoboken Four y ganaron el primer premio, lo que les llevó a una gira patrocinada por el programa. Y así comenzó el ascenso del gran Sinatra, gracias al buen consejo de Gardel. Pero la historia no termina ahí.

Muchos años después, en 1981 cuando Sinatra se presentaba por primera y única vez en Argentina, y tras brindar uno de sus mejores conciertos, muy pocos se enteraron que Sinatra el día anterior, convenientemente camuflado para tratar de pasar de incógnito, se hizo llevar hasta la zona del Abasto. Había pedido previamente al agregado cultural de la Embajada de EE.UU. que lo acompañara, y que tratara de ubicar dónde había estado el café O´Rondeman. Este lo condujo a la esquina de Aguero y Humahuaca, donde un terreno baldío dejaba ver algunos viejos cimientos.

Sinatra sacó de su sobretodo una amarillenta entrada de un espectáculo radial de 1934, la besó, la enterró y para asombro de todos gruñó, melódicamente, en un castellano casi fonético:“¿Dónde estarán Traverso, el Cordobés y el Noy, el Pardo Augusto, Flores y el morocho Aldao,… los guapos del Abasto que rimaron mi cantar”. Y en voz fuerte para que todos lo oyeran, La Voz agregó: “Thanks for helping me to live, Mister Gardel”.

Escrito por Daniel León