Hitler encargó a Ferdinand Porsche ya en 1934 la misión de construir un coche para el pueblo alemán que alcanzara los 100 kilómetros hora, pero que fuera, sobre todo, barato. El resultado fue el Volkswagen Tipo 1, conocido popularmente como "Beetle" (escarabajo).
La idea: no más de 990 marcos del Reich par para hacer asequible para todos la posibilidad de conducir un vehículo. El problema: los nacionalsocialistas acabaron usando esta fábrica en Wolfsburgo, a poco más de 200 kilómetros al oeste de Berlín, como una planta productora de vehículos de armamento y con una plantilla donde alrededor de dos tercios eran trabajadores forzados.
Para ver el primer "escarabajo" hubo que esperar aún mucho tiempo. La idea de un vehículo para el pueblo se convirtió rápidamente durante el régimen de los nazis en una mentira y una utopía.
Las primeras unidades del Volkswagen Tipo 1 no llegaron hasta después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Y lejos quedó el objetivo de venderlo por 990 marcos del Reich. Otros automóviles eran al menos un tercio más caros, recuerda, no obstante, estos días el portavoz de Volkswagen, Dieter Landenberger. Sin embargo, los 990 marcos del Reich de la propaganda nazi eran inasequibles para muchas personas entonces, agrega.
En lugar del "escarabajo" diseñado por Porsche primero se fabricó una versión militar del mismo, conocido como Kübelwagen (Volkswagen Tipo 82) y vehículos anfibios todoterreno (Volkswagen Tipo 166). También piezas para aviones o lanzagranadas.
La fábrica se levantó en una zona donde hasta entonces sólo existía un castillo en una ubicación con terreno suficiente, con línea de ferrocarril, carretera y el canal que une Berlín con la Cuenca del Ruhr, pero, sobre todo, una zona que contaba con una posición central geográficamente dentro del Tercer Reich.
Con la fábrica se pusieron los cimientos de una ciudad en la que albergar a los miles de trabajadores y a la que los británicos dieron tras finalizar la Segunda Guerra Mundial el nombre de Wolfburgo, que tomaron del de un castillo de la zona.
"Cuando el Nacionalsocialismo llegó al poder en 1933, el sector automotor me pareció lo más indicado para luchar contra el desempleo. La producción de automóviles en Alemania es ridículamente baja si se compara con otros países como Estados Unidos", afirmó Hitler en su discurso del 26 de mayo de 1938 en el lugar donde más tarde surgiría la ciudad de Wolfsburgo.
En un principio estaba previsto que la fábrica de Volkswagen tuviera una producción anual de hasta 1,5 millones de automóviles en una época en la que el sector automotor alemán fabricaba al año 380.000 vehículos.
El nacimiento de la fábrica de Volkswagen fue además de la mano del destino de miles de trabajadores forzosos. En los años de guerra 1943-1944 se llegó a alcanzar en algunos momentos incluso cerca de un 80% de la plantilla, apunta Landenberger. En total, pasaron cerca de 20.000 trabajadores forzosos. La media alemana era una proporción de cerca de un 30% en las plantillas, pero en Volkswagen era mucho más elevada debido a que en esa zona había muy poca mano de obra, explica.
Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, la decisión de los Aliados de no parar la producción de la fábrica marcaría el futuro de la zona y del futuro gigante automotor. Reino Unido permitió continuar con la fabricación del escarabajo en diciembre de 1945, y en 1947 se comenzó con la exportación.
Fue así como en la década de los '50, el escarabajo de Volkswagen se convirtió en el símbolo del milagro económico alemán. Con la fábrica creció la ciudad y a mediados de los '50 ya vivían allí 54.000 personas.
Desde entonces, el grupo automotor fue creciendo y actualmente alberga doce marcas entre las que se encuentra además de la de Volkswagen, Audi, Porsche, Seat o Skoda. La automotriz da trabajo a más de 640.000 personas y fabrica anualmente más de 10 millones de vehículos.
No obstante, la historia del líder mundial del sector automotor también ha estado salpicada de escándalos y conflictos como el escándalo por sobornos y viajes de placer con dinero de la empresa, la batalla para absorber Porsche o la lucha de poder entre el entonces presidente del grupo Martin Winterkorn con el patriarca Ferdinand Piëch.
Todo esto quedó atrás cuando en 2015 saltó el escándalo de la manipulación de las emisiones de los motores diésel. Volkswagen se vio sumido entonces en la crisis más grave de su historia al admitir que trucó los motores de más de once millones de automóviles diésel en todo el mundo para simular emisiones de gases contaminantes por debajo del límite permitido.
Agencia dpa.
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